Gelatina de violeta¡Ay, las chuches!

Hay muchos sabores generacionales que recordamos de nuestra infancia, como los sugus de piña ¿por qué ese color?

Los kojak, en grave peligro de extinción estos días, a medio camino de la golosina fusión. Un chicle, Chupa Chus y el palo que es lo que más nos duraba, todo un guiño a la chuche molecular.

Los Bang Bang de breve y efímero sabor que generaban agujetas en las mandíbulas por su dureza similar a las gomas de los neumáticos.

Chuches y más chuches

Los «un agujero, rodeado de rico caramelo“, el sumun de la publicidad . Yo siempre me quedaba con el hueco influenciado por los spots de la TV en escala de grises. Mientras mis hermanos se relamían con el azúcar de color hecho añicos por las peleas fratricidas.

Esos osos de gominolas que apenas tenían un miembro desarrollado. Entre nosotros, yo creo que los empleados los chuperreteaban antes de venderlos.

Los explosivos Peta Zetas que cuando no te estallaban un diente, servían para poner «de los nervios» a los profesores pues los esparcíamos por la tarima del aula.

El pica pica que hábilmente se colaba por los pulmones provocando ataques de tos que duraban semanas.

Por supuesto los «Cuba libres» que era como darle un lametón a una Coca Cola reconcentrada, sin gas y a temperatura ambiente.

Los escalofríos que para poder hacer honor a su nombre algunos hemos consumido por la nariz. ¡Madre mía, que ojos se nos ponían!

También había clases en las chuches

Las «Pepitas de oro» que te trasportaban a las peores películas del Oeste de Sergio Leone. Ya se las comía el malo tras arrebatárselas al feo que se las había regalo el bueno.

Esos cigarrillos de chocolate que eran puro barro granulado de sabor amargo y que se derretían en los bolsillos de los pantalones cortos (¡Ojo, que aún siendo cortos llevaban rodilleras!).

Los palotes fabricados con fresas enfermas, si no, no me explico su color pálido, y que ayudaban al odontólogo a quitar los empastes junto con la colaboración indispensable de los caramelos de Toffee (idóneos para despellejar el paladar)…

Algunos seguro que se me olvidaron

Muchos otros quedan en el recuerdo pero algunos tenían un toque añejo, elegante e histórico, heredados de nuestros mayores. Eran las «chuches primigenias«. Como las bolas de anís, el palulú o regaliz de palo, las juanolas y por supuesto las eternas de flores de violeta.

Mi pequeño homenaje a las chuches de antes

Gelatina de violetaEsta receta es un homenaje a estos últimos, una gelatina que originalmente preparé con pétalos escarchados.

También con esencia de lilas violetas. Pero que tienen resultados similares si se elabora con los caramelos más castizos de cinco pétalos. Esos que desde 1915 se venden en una minúscula pastelería madrileña en la Plaza de Canalejas.

Elaborados artesanalmente con esencias de lilas que encandilan hasta a los reyes. Dicen las lenguas, ni buenas, ni malas, húmedas siempre, que Alfonso equis palito, palito, palito adquiría estas delicias de profundo aroma para su esposa, la reina Victoria Eugenia, y de paso para su amante.

Ingredientes para medio kilo (ya es bastante)
  • 4 gramos de agar agar en polvo o seis láminas de gelatina (comprobar fabricante)
  • 1/2 litro de agua
  • 100 gr azúcar
  • 75 gramos de caramelos de violeta o unas gotas de aroma de violetas
  • unas gotas de zumo de limón
Proceso constructivo de gelatinización coyuntural

Gelatina de violetaEn un cazo vertemos el agua con el azúcar disuelto y en caso de usar agar-agar, lo añadimos, si optamos por la gelatina en láminas tendremos que colocarlas en otro recipiente con agua fría, esperar el tiempo indicado y escurrirlas antes de añadirlas al cazo.

Calentamos el agua sin que llegue a hervir (muy importante) realizando constantes circulares con una cuchara de madera o plástico. En caso de utilizar los caramelos deberemos introducirlos cuando el agua esté caliente y disolverlos por completo. Por último y cuando lo quitemos del fuego añadimos el zumo de limón.

Gelatina de lilaSí optamos por la esencia de violeta, está como el cítrico han de ser añadidos tras retirar el cazo del calor. A partir de este momento sólo tenéis que esperar a que enfríe. Así que colocar sobre un molde, tarro, bombonera o lo que queráis acorde con el producto final.

Algunas propuestas, podéis hacer bombones de violeta, tartas de queso con la gelatina, acompañar a un buen queso curado o un inmejorable foie,… prometo alguna de estas recetas en futuros artículos.

Sin otro particular y a la espera del dentista, os dejo con las chuches.

11 comentarios en “Las chuches primigenias”

  1. Qué risa con esta chuchería de post!. Qué grandes y divertidas verdades, esas chuches eran el único capricho dulce disponible para los niños de nuestra generación. Qué gracia lo del toffee desollador; y sí, los caramelos con pica pica dentro: esa ristra de caramelos unidos por el envoltorio y que si tenías la mala suerte de atragantarte con uno, las agujetas te duraban en el esófago el día entero! y te acuerdas de los barriletes, los primos regordetes de los palotes de nata y fresa (también enfermas, por cierto)…todo un clásico.
    Por cierto, me encantan las fotos y la luz sobre la bandeja de queso!

  2. Bueno cómo he disfrutado con tu post 😀 con lo del bueno el feo y el malo como si lo viera!!! Qué recuerdos…la mañana de los domingos era el momento soñado durante toda la semana… ¡a la panadería a por chuches! Recuerdo los collares de pastillas de caramelos, qué fresquitas estaban cuando las masticabas…y lo de comer nubes “al grill” calentada con el mechero…qué buenas! Y qué me dices de las moras… deliciosas. De las chuches primigenias me quedo con las almendras de París. Por cierto tu gelatina de violetas todo un descubrimiento!.
    Besos 😉

    1. ¡Cuánto me alegro!, es una satisfacción muy grande leer tu comentario y comprobar que esas sensaciones que hemos vivido de pequeños han sido transmitidas en el post. Gracias por tus palabras me «encantan mucho». Besos enormes.

  3. Todavía me acuerdo de estos caramelos que compraba mi abuela.No sé porqué me gustaban ,porque ahora no los soporto. Los que me siguen gustando, y son tradicionales de Madrid,son los de La Pajarita.
    Pequeños,de muchos sabores y muy delicados.

  4. Receta muy sabrosa, te lo puedo asegurar porque la he probado. Las fotos me encantan, son elegantes y delicadas… como las violetas. En cuanto a las chuches primigenias… bueno, en mi caso el toffee también colaboró con el odontólogo, sin pedirme antes consejo, ja, ja.

    1. Jajajaja, pobre. Me he dejado los dráculas, el Cosmos, Boomer, Pirulí, Fresquitos, Bazooka, los Cheiw (no, cinco), Golia Activ, Bubaloo, selzz, el Push PoP, tiko-tiko,… una generación de dientes perdidos. Buen día.

  5. Es una pasada leerte. Ya no solo por la receta en sì. Me has traido tantos recuerdos…
    Gracias por compartir, crack 😉
    Saludos
    Mamen

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