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Panna cotta o panacota

Panna Cotta

– Panna Cotta: ¿Micropana?, ¿Pantalones cortos?, ¿Una armadura de pana?, ¿pan corto?
– «Ma che cosa dici«.

La panacota o Panna Cotta no significa otra cosa que “nata cocida”; este postre «típico» italiano nada tiene que ver con la receta que preparamos en nuestras casas particulares o la que se nos presentan en los restaurantes. A saber, cuando una receta cruza la frontera de su país de origen esta es adaptada a los ingredientes o forma de cocinar del lugar de destino y se pierde en muchos casos la esencia del plato (pasa lo mismo con la tortilla de patata o las croquetas de la mamma, nadie las hace como ella).

La receta española actual no tiene más que tres ingredientes (más la gelatina) y responden a la regla 3/2/1 (NATA/LECHE/AZÚCAR), «he contado ya el secreto» y si no eres curioso de la gastronomía hasta aquí tienes que leer para hacer este postre y te dejo el video para que veas como hacerla, pero a partir de aquí, os podemos contar el origen y el desarrollo de un plato del siglo XVIII.

Si continuas oteando este post te podemos enseñar algunas curiosidades de este famoso «Dessert»; típico de tres regiones: El bello Piamonte, el sugerente Valle d’Aosta y la preciosa región de Umbria. Los concienzudos historiadores sitúan su origen en la zona rica de Italia, «il norte», ya que el Piamonte es la mayor productora de leche (si fuera en España te diría lo mismo, no sería muy astuto afirmar que un postre de leche es de Málaga, pero es verdad que nunca se sabe). “La Cucina Piemontese” lo incluye entre las “800 Ricette Tradizionali” de la gastronomía del país de la bota, de las cuales me comería 801 (gran cocina y hermana melliza de la española, fratelos).

Como es obvio en el siglo «equis, uve, palito, palito, palito», no existían productos químicos que permitieran como hoy la gelatinización de los alimentos, así que la forma de conseguir esa textura tan agradable se llevaba a cabo mediante ingredientes naturales, por ello recibe el sobrenombre de «flan de nata», su similitud se debe ni más ni menos a que se le añaden huevos para que la cocción aporte esa textura característica común (esta técnica ya era conocida por los romanos, los de Ásterix, puedes leer el post y ver el origen del flan).

La panna cotta permite múltiples versiones, ya sea por la aportación de ingredientes a la base, además del huevo, la nata y el azúcar; puedes añadir licores como ron (que le da un toque avainillado), Baileys,… café, menta, té,… o puedes cambiar el sabor de la salsa o sirope que lo acompañe: como frambuesa, chocolate,…

Sin más os dejo las dos recetas: «la sencilla y la tradicional», nuestro consejo es que hagáis las dos al mismo tiempo y daros el gusto de probarlas en una «cata a ciegas», además de poner todo hecho un Cristo, os reiréis, saborearéis las diferencia y nos contáis la experiencia.

Forma sencilla de elaborar la Panacota:

Pon en un cazo todos los ingredientes (reservando medio vaso para disolver el agar o la gelatina) y pon a calentar a fuego lento y moviéndolo para disolver el azúcar. Cuando comience a hervir será el momento de incorporar la mezcla del vaso con el agar o la gelatina y deja en el fuego durante 5 minutos.

Pasado este tiempo puedes rellenar los moldes (para evitar grumos de nata, cuela la mezcla con un colador fino), he introduce en la nevera una vez el contenido se haya templado. Tras el tiempo necesario para la gelatinización, desmoldar y servir.

Forma tradicional de elaborar la Panacota:

Ponemos la nata en un cazo a baja temperatura y dejamos que llegue al punto de ebullición, entonces retiramos de la lumbre. Ponemos el horno a temperatura de 120º, y mientras el horno se va calentando dejamos que la nata se enfríe, batimos con varilla los huevos con el azúcar y una vez mezclado incorporamos la nata (fría), volvemos a hacer uso de la varilla para que no queden grumos, si es necesario utilizar un colador fino.

Vertemos el líquido en unas flaneras (sin que rebose, deja bastante espacio libre) o recipientes para horno (las de silicona son ideales para el desmolde) y dejamos hornear durante una hora y cuarto. Sacar, enfriar y servir.

Ya nos contareis.

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