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La Liebre al Oporto con chocolate llega tarde

Liebre al Oporto con chocolate
Liebre al Oporto con chocolate

ADVERTENCIA sobre «Liebre al oporto con chocolate«: el contenido de este post puede herir gravemente la sensibilidad de todo aquel que posea un simpático, peludo y amante de las zanahorias como mascota. Por su bien y el de su «amigüito» no continúe leyendo. Si lo hace no volverá a mirarlo con los mismos ojitos.

Alicia en el país de las maravillas

No puedo evitar, cuando pienso en este plato, acordarme de la «Liebre de Marzo«, ¿No sabéis quién es?, Os daré una pista: su nombre de pila es «Heigha». ¡Opps!, ¿todavía no le reconocéis?, es ese roedor con sombrero que acompaña a «Alicia en su país de las maravillas»,… el ser obsesionado con la hora del té (adicto y estresado son sus transtornos psiquiátricos). Pues bien, yo creo que su tetera escondía realmente Oporto y chocolate pues aunque nada es normal en este relato, el ir y venir hiperactivo, causa seguro del cacao (su comportamiento es calcado a la de mis queridos sobrinos cuando les suministras unas onzas), siempre me ha despertado instintos de arrojarlo sin remordimiento en una cazuela de hierro fundido y cocinarlo (Eh, me refiero al conejo, a mis sobrinos me los como pero a besos).

“¡Dios mío, voy a llegar tarde!”, efectivamente llegas tarde pues eres el ingrediente principal.

Este conejo paradójicamente es el personaje más sensato y adaptado a la vida social de nuestra época, por extraño que nos resulte. Dejemos a un lado la ansiedad, la conducta paranoica de «Alice in Wonderland» respiremos hondo y apartemos esa visión surrealista de corte freudiana, demos rienda suelta a nuestro gusto por la cocina y disfrutemos de nuestro mundo maravilloso.

Que no te den gato por liebre y liebre por conejo

Hay quien no sabe distinguir entre un conejo y una liebre, en esencia es la misma diferencia que entre un cordero y un cabrito, a saber, son parecidos pero nada tienen que ver, intentaré ayudaros.

El sospechoso campestre tiene mayor volumen, los pabellones auditivos son más grandes y sus patejas también. Aunque esto a la hora de la compra te va a  ayudar poco, te lo cuento igual: las liebres huyen, mientras que los conejos se esconden ¿Ya sabes con cuál jugar al escondite y con cuál a las carreras?.

Aquí va lo relevante para nuestro plato, la carne de liebre por ser de caza menor tiene una tonalidad oscura y rojiza, su sabor es muy agradable y aromático, más intenso que la del conejo que es sonrosada y más tierna. La liebre apenas contiene grasas, pues se mantiene en forma (envidiable) lo que la convierte en un plato ideal y ligero (ya arreglo yo esto poniéndole una botella de buen vino y cacao). Por último, si tiene sombrero y habla… no hay duda, no habrá quien se lo coma.

Receta de la liebre al oporto

Ingredientes para preparar Liebre al oporto con chocolate

La temporada de caza de la liebre va de agosto a noviembre (otoño), pero depende de las zonas y del censo de animalitos peludos.

Liebre al oporto con chocolate a la cazuela

Cubrimos la liebre con el oporto en una fuente alta unas 12 horas, tapado con un paño y a 4-5º C (en la nevera), con un conejo el tiempo será de 2 o 3 horas.

Pasado el tiempo de maceración, ponemos en una cazuela de hierro fundido (alta y ancha) el AOVE a calentar para dorar los trozos de liebre escurridos para evitar que el aceite salte por toda la cocina, retiramos y reservamos.

En la misma cazuela doramos  los dientes de ajo y la cebolla previamente cortada en pequeños trozos. Cuando tomen color, añadimos el tomillo, el romero, el laurel, los clavos de olor, el laurel y finalmente el pimentón.

Pasados unos minutos, añadimos los trozos de liebre y cubrimos con el oporto. Mantenemos a fuego medio hasta que la carne esté en su punto que para una liebre supone unos 15-20 minutos y para el conejo será suficiente con 15 minutos, comprobamos la sal y añadimos un toque de pimienta.

El chocolate lo debemos añadir en el último momento, con el calor residual del plato y la ayuda de una cuchara de madera el cacao ligará con la salsa sin necesidad de aportar más calor. Si os gusta la salsa uniforme y espesa, la retiramos a otro recipiente aumentando la temperatura hasta que el grado de evaporación deje la textura deseada, la trituramos con la ayuda de una batidora y la colamos en un chino.

Emplatamos, salseamos y listo.

«¡Qué le corten la cabeza!»

P.D.: Si esta receta no ha herido tu sensibilidad prueba con el civet de liebre.

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