De cuando…
No estaban prohibidos los infernales verdugos que los niños padecían si las madres tenían frío mientras los chiquillos estábamos a un grado de la combustión espontánea, ya el nombre de la prenda lo dice todo. Por favor madres del mundo debéis una disculpa, es el momento.
De cuando…
Las rodilleras y las coderas no eran un elemento estético sino un recurso habitual de la economía de subsistencia que permitía ocultar las zonas erosionadas de las maltrechas articulaciones.
De cuando…
Los niños merendábamos un bocadillo de chocolate, un mendrugo o chusco de pan con un agujero donde debería existir miga y unas onzas embutidas de azúcar, leche, un toque de cacao que más tarde algún iluminado de la publicidad decidió llamar «bollycao», quizás bollocao no sonaba lo suficientemente internacional como los pastelitos que le sucedieron: Pink Panther, Bony, Bucanero, Tigretón,…
De cuando…
Los bollos no eran industriales y tenían tamaños XXXXL. Esos triángulos que no cabían ni en las mochilas molonas, esas palmeras más grandes que las orejas de Dumbo, esos cuernos que nada tenían que ver con ornamentas o astas de animales pero que se hacían eternos en aquellos patios de colegio durante el griterío de los recreos.
De cuando…
El tendero del ultramarinos se llamaba Eusebio, Teodoro,… aquellas tiendas de productos infinitos, de olores inconfundibles, en donde se combinaba a la vez fiambres, saludos, botes de conservas, listas de fiar e historias de cariño y vidas compartidas… ahora estos locales se llaman «chinos», me temo que cumplen funciones muy distintas y por más que me sonría Juang Lee y me pida que le llame Juan Lui, no me despierta las mismas vivencias que lo hacían las mañanas de recados.
De cuando…
Tu madre te enviaba a la compra con los cascos del sifón para que te devolvieran aquellas entrañables pesetas.
Y como decían Statler y Waldorf (los abuelos de Barrio Sésamo):
«¿A quién demonios le importa?
¿Por qué tanta obsesión con el sifón y qué relación tiene con la Tortilla guisada?
En mi casa todos los domingos se tomaba vermú con agua carbonatada y era frecuente tomar la tortilla guisada de aperitivo con este brebaje. Para mí es una asociación clara en la tradición gastronómica familiar, sin embargo hoy en día el «vermout» lo tomo sólo y la tortilla guisada cuando sigo los mismos pasos que la «mía mamma», que en breve os narro.
La tortilla guisada es un claro ejemplo de las 4R: Reutilizar, reciclar…
«no se tira nada
La tortilla guisada exponente de la cocina de excesos
La receta de la Tortilla la podéis leer en este artículo ya publicado, ya seáis Concebollistas y secesionistas:
Nuevas elecciones: tortilla de patatas “con o sin” ¿qué votas?
Nuevas elecciones: tortilla de patatas “con o sin” ¿qué votas?
Ingredientes para la tortilla guisada
- En episodios anteriores: Una tortilla de patata.
- 4 dientes de ajo.
- 80 g de cebolla.
- 25 cl de vino blanco «bueno», recuerda: si no te lo beberías no debes cocinar con él.
- 50 cl de agua.
- 15 g de harina para espesar.
- 2 hojas de laurel.
- 6 hebras de azafrán o en su defecto, pero muy muy defecto colorante alimenticio.
- 30 ml Aceite de Oliva Virgen Extra (AOVE).
- Sal.
- Perejil.
- Pimienta recién molida.
Dejamos unos 15 minutos a fuego bajo, retiramos el laurel, picamos el perejil en el último minuto de cocción y servimos con un vermú (con o sin agua del seltz).
Agua de seltz
*Las respuestas a las preguntas del agua de seltz:
¿Quién le dio ese nombre…? Se le llama agua de seltz por el famoso manantial de Seltz o Selters, cerca de las montañas Taunus en Hesse, Alemania.
¿Qué función cumplía esa redecilla…? Era un sistema de seguridad para evitar que la botella reventara por el gas y lesionara a quien estuviera cerca. Contención de daños.
¿Tiene alguna relación con la gaseosa…? Fue su precursor, sin el agua de seltz, no tendríamos sodas, ni gaseosa y por lo tanto tampoco Tinto de verano (Gran descubrimiento).
No era una bebida refrescante, su comercialización no pretendía calmar la sed, sino que se vendía como medicamento.
¿Qué diferencia hay entre…? El agua de seltz es carbonatada natural de yacimientos naturales con gas mientras que la soda lleva bicarbonato de sodio.
¿A quién demonios le importa? A mí, soy así de raruno, en casa siempre se cocinó con sifón: las gambas a la gabardina, los sesos rebozados, los bizcochos,…