Pocas recetas encierran tanta sabiduría ancestral y sabor en tan poco espacio como unas buenas sardinas escabechadas. Este plato, humilde en apariencia pero noble en esencia, no solo nos invita a viajar a las cocinas de nuestras abuelas, sino también a recorrer siglos de historia, rutas comerciales y técnicas de conservación que salvaron más de un pellejo antes de que existiera el frigorífico.

