«Alfredo Jose» Hitchcock es posiblemente el director de suspense con mayor reconocimiento de la historia del cine, aunque no lo entiendan así los académicos responsables de otorgar los áuricos Oscar, le negaron reiteradamente este reconocimiento (50 nominaciones escuchando “el ganador es…, tu no Alfred, tu no”, eso sí que es mantener la tensión escénica). Creo que le nombraron Sir para compensar esta afrenta, ni siquiera consiguió grandes amistades (“no le des nunca la espalda a un amigo”) con ese abrupto carácter que esgrimía con sus seres “queridos” (por si alguno no lo sabe, la mujer apuñalada en la bañera de Psicosis es su hija, algo más que simbólico) y con sus compañeros a quienes no dejaba de gastar bromas pesada y les tildaba de reses: «Los actores son como cabezas de ganado”, no es una leyenda que a la actriz Tippi Hedren le preparó una escena con un ataque real de aves (así que no todo fue interpretación) además de incitarla a la bebida durante los ensayos y el rodaje.
Su relación con la comida era tan enfermiza como las que establecía con las mujeres, este megalómano de enfermedad mórbida era amante de la gastronomía francesa y buen representante de la cultura etílica del imperio británico, “la mimosa” (Champagne, naranja y un toque dulce) era su bebida preferida. En cierta ocasión comentó «El cine no es un trozo de vida, sino un pedazo de pastel» y no es casualidad que su plato preferido fuera la repostería salada, «la Quiche Lorraine«. Pero no hay que olvidar su voraz deseo de consumir gigantescos entrecots, su pasión por el foie, los hipercalóricos helados de crema, las patatas fritas… vamos todo menos lechuga. Sigmund Freud consideraría que no pasó de su fase oral, posiblemente se quedó estancado en la etapa sádica (un superyó desarrollado en extremo), ya es raro que con una dieta de este calibre llegara a los 80 años, pero eso sí, consiguió pasar de los 130 Kgr.
Es curiosa esta predilección por la Quiche cuando uno de sus ingredientes fundamentales es el huevo, pues Hitch entre sus rarezas sumaba la ovofobia: “Los huevos me dan miedo, algo más que miedo, me repugnan. Esas cosas blancas, redondas, sin agujeros… ¿Alguna vez han visto algo más asqueroso que la yema rota de un huevo rebosando ese líquido amarillo?”, pues si levantase la cabeza ahora mismo y pudiera visualizar “Walking Death” o el telediario seguro que la técnica conductual de la “sobreexposición” a nuestra programación diaria arreglaría este trastorno psicológico. Tal era esta pasión por la tarta salada que en su película “Atrapa un ladrón” se convierte en un personaje, en la escena Gary Grant “El Gato” ofrece a John Williams este plato, de toda esta secuencia me quedo con la frase “aquí en Francia tienen ustedes una costumbre muy bonita: libertad provisional por falta de pruebas” y posteriormente ofrece una porción de este pastel con la convicción de que será del agrado de su compañero de mesa, en esta misma escena se puede ver un cigarrillo aplastado en un huevo «clara» alusión a su enfermiza obsesión.
Esta conexión entre la gastronomía y el celuloide inspiró a Berndt Schulz (lo he visto escrito hasta con “V”) a escribir una obra con el título “El libro de cocina de Hitchcock”, no os molestéis en buscarlo es más fácil hallar el Santo Grial que un ejemplar, aunque siempre nos quedará Amazon (¡Compré el último volumen que quedaba para preparar este artículo y es de segunda mano, aunque la grasa de su anterior propietario es un addendum de este texto sobre el maestro del vouyerismo), no es una obra mayor ni mucho menos, más bien recomendado solo para fans incondicionales de este director “de peso” con algunos diálogos acertados y escuetas recetas de attrezzo.
Llegó a responder de esta guisa, sobre el modo en el que le gustaría morir: «Hay muchas formas preciosas; comiendo es una de ellas«. Deja claro que durante las comidas establecía las bases dramáticas del crimen y por tanto de la esencia de todas sus películas, pero lo cierto es que engullía con ansia y de forma insaciable compulsividad, como la esencia emocional de los protagonistas en sus films ¿Qué genera más angustia que ver morir de hambre a una persona, sabiendo que tiene la comida justo a su lado y no poder avisarle?, esta metáfora explica su forma de entender el suspense, siempre desde el punto de vista del espectador impotente que lucha por gritar desde su butaca o sofá “¡lo tienes ahí, justo a tu lado!” verdaderamente cruel y salvaje, pero es lo que buscamos en sus películas. Estoy convencido de que si finalmente fueramos capaces de avisarle, el alimento estaría envenenado y éste sería el preciso momento del cameo, en él se mostraría con sonrisa burlona ocupando toda la pantalla y garantizándose el protagonismo.
Las únicas relaciones que mantuvo a salvo fueron con cuatro personas: su montadora, su guionista, la madre de su hija y su cocinera,… las cuatro son “Alma”, su mujer y contra todo pronóstico la única que permaneció constante a lo largo de su vida ya que obraba milagros en la cocina, claro está, su punto débil.
Presentemos los Ingredientes para cuatro sospechosos “Quiche Lorraine» según la receta personal de Berndt Schulz:
- Para el interior
- 100 gr de bacon ahumano
- Dos cebollas medianas
- 100 gr de emmental rallado
- 2 cucharadas de mantequilla
- 3 huevos medianos
- 150 g. de nata líquida (la receta original es crema de leche)
- 0,1 cl de leche
- 1/4 de cucharadita de sal
- Una pizca de nuez moscada
- Una pizca de sal
- Pimienta blanca molida
Para la base:
- 200 gr de harina
- 4 cucharadas de leche
- 100 gr de mantequilla
- Una pizca de sal
Argumentar la harina, la mantequilla, la leche y la sal, hasta que ésta se vuelva elástica y dejar reposar cubierta por un paño húmero durante aproximadamente media hora, tomarse ese tiempo para la acción de acuchillar el bacon y la cebolla que pocharemos con un complice habitual “la mantequilla”.
Procedamos cautelosamente a batir la nata, la leche y el huevo, y sumemos a la historia el queso rallado, las cebollas, el bacon y las especias y mezclarlo todo.
Como parte fundamental del hilo argumental, engrasaremos el molde con mantequilla y espolvoreado de harina y sobre ésta extenderemos la base finamente sin dejar pruebas. Sobre el argumento debemos incorporar el resto de actores secundarios y cocer treinta minutos a 180 grados (hasta que cuajen todos perfectamente).
Ya tenemos el crimen perfecto ¿Lo perpetramos?.
(*)Receta elaborada por un amigo y chef Ale Gamba de La Senda de Xiquena.
Hola: Tengo un ejemplar de ¡El libro de cocina de Hitchcock” aquí comentado, que como se dice es difícil de encontrar. Especial para coleccionistas del mundo del cine y la gastronomía.
Está a estrenar – impecable, de tapa dura.
Si alguien está interesado puede contactar conmigo
Jadiazflores@yahoo.es
Estoy en Granada
Gracias
Menuda pieza este Hitchcock! Yo creo que más de uno quiso hacerle picadillo. Seguro que a su incondicional Alma se le pasó más de una vez por la cabeza mientras preparaba albóndigas…ja,ja. Muy interesante el post.!!!!Me encanta la foto del tenedor al acecho de Cary Grant! Confieso que nunca he probado la Quiche. Besos!
Un tipo curioso sin duda, su obra me encanta, de lo mejor del cine de suspense. Sabiendo que no has catado este plato te emplazo a que busques fecha para sucumbir a esta receta. Besos.
Me ha encantado el post y que sepas que los apuntes gastronómicos y los psicoanalíticos han hecho muy buen «maridaje» ja ja… sabía lo de la fobia a los huevos fritos pero no lo de la bañera de Psicosis-apuñalamiento- hija. Me alegro que encontraras ese libro sobre las recetas de cocina de Hitchcock (con su pátina de grasa incluida… llamémosla «alcurnia») y tengo que decir que la quiche lorraine está bueníiiisima. Casualmente la he tomado hoy para comer y su textura es deliciosa, sobre todo cuando la hace un gran cocinero… Muchas gracias, Koketo.
Pd: el montaje fotográfico está fenomenal pero dudo que Hitchcock bostezara con tu libro de recetas… más bien lo devoraría ja, ja.
Los apuntes psicoanalíticos son influencia de una gran psicóloga que hizo su tesis sobre «Marnie la ladrona», he de reconocer que yo soy más conductual, pues como salivo como los perros de Pavlov cuando me llegan los efluvios del plato. Gracias por tus buenas críticas, me alegra saber que te ha gustado el plato que se preparó ad hoc para este artículo. A mi el libro no me pareció aburrido pero ya sabes que Hitchcock no debía sorprenderse por nada.
Besos y buen día.