El carpaccio de sandía es un plato ideal para la canícula, déjame que te cuente algo sobre su arduo origen que es posible que te sorprenda y dará algo de juego para presentar este plato, sobre todo si hay sed en los ojos de los comensales.
Una sandía suministra la hidratación diaria necesaria
La sandía es un 90% agua y comparte con algunos de nuestros órganos esta cualidad, como el caso de nuestros pulmones, en total nuestro cuerpo no llega al 70% por lo que con una sandía tendremos hidratación completa. Esto mismo pensó un conocido cuyo médico le indicó que al ser diabético no debía tomar más de una pieza al día, ¿Adivinas qué fruta de 3 kg eligió para su consumo diario?, eso sí, no se deshidrataba pese a los 42º en pleno agosto.
Esta característica es sin duda una de las paradojas de este fruto que tiene como origen las tierras áridas y secas de África, concretamente el espectacular desierto del Kalahari donde crece espontáneamente y contra todo pronóstico, luchando en este hostil entorno.
Doctor Livingstone, supongo ¿Eso que se arrastra por todos lados es una sandía?
Es por ello, uno de los recursos que la naturaleza otorgaba a los nativos para trasladar agua en sus sofocantes trayectos y permitir su supervivencia. Es fácil deducir de este esencial rasgo su popularidad y expansión. Fue el famoso Doctor Livingstone, supongo, el personaje que al descubrirla en el África meridional, apreció una mala hierba que se extendía con tentáculos por doquier, hundiendo sus raíces en ese terreno yermo a limitada profundidad y alimentándose de la escasa lluvia o del rocío captaba el líquido vital y almacenaba en su fruto de forma elíptica y voluminosa hasta convertirla en un envase natural de hidróxido de hidrógeno, ácido hídrico, H2O, vamos en una palabra: AGUA.
Un alimento para salvar al protagonista de películas de supervivencia
Pero no nos engañemos, todo no podía ser perfecto, el fruto original era de extrema amargura, aunque nos saca de un apuro como lo haría el jugo de los cactus (algo a lo que nos tienen acostumbrados las películas de tragedias en parajes inhóspitos) , desgarra nuestro civilizado paladar. Así que el hombre tuvo que transformar esa esfera silvestre pepinoide mediante el cultivo y selección de especies hasta lo que es ahora, un veraniego refresco natural con o sin pipas de infinidad de colores y sabores. Así de las tierras secas y duras, pasó a las de los faraones en una evolución rápida con la ayuda de las fértiles y generosas aguas del Nilo, de allí viajó a Europa y más tarde a China; y fue uno de los pocos intercambios que realizamos con las Américas aunque es cierto que si hacemos balance salimos ganando con creces (patatas, tomates, chiles,…).
Flores solitarias de tonalidades amarillas, tallos vellosos (no depilados impropios o no del verano) que se extienden por doquier, frutos carnosos de jugosidad incomparable, hacen de esta planta algo único y muy apreciada en tiempos de calor. Son primas hermanas de otras plantas como las calabazas, los calabacines o el pepino por no hablar del melón.
Sandía: Esa planta que se extiende como en la invasión de los ultracuerpos
Si os habéis planteado cultivarlas en casa, os doy el sabio consejo de la experiencia de aquellos buenos amigos que lo han llevado a cabo con anterioridad: su ansia de buscar líquido llega a la extenuación de una huerta, no tiene límites y si no permaneces vigilante tendrás una experiencia como la marabunta, una plaga de tallos por doquier que como los extraterrestres del clásico film acabará con todo aquello que esté a su alcance.
Ingredientes para el carpaccio de sandía (4 personas)
- 1 kg de sandía sin pepitas ni piel
- 25 ml de AOVE (Aceite de Oliva Virgen Extra)
- El zumo de una lima o un limón
- Sal y pimienta al gusto
- Hierbabuena, menta o vainilla (Opcional)
Es necesario papel para hornear, así como un horno (por avisar que no quede).
El carpaccio de sandía es un carpaccio vegano
Se trata de un plato salado, de un entrante, no lo aconsejo como postre pero cada uno es libre de hacer uso de esta receta como le plazca. Si podemos, es adecuado utilizar una variedad de sandía libre de pepitas (alena, butterball, crimsom trio o tiffany; todas ellas como podrás deducir son frutos estériles que suelen contener un poco más de azúcar, un sabor más fuerte y duran más en nuestras casas, no aconsejo las de pulpa amarilla pues nuestra intención es crear cierta similitud con el carpaccio de ternera por textura y color).
Elaboración del carpaccio de sandía
Cortamos la sandía sin perder cualquiera de nuestras falanges (parece que no todas son importantes, pero las echarás en falta) en trozos de unos 10 cm de grosor (si te sirve de referencia con dividir en 8 el fruto entero te será suficiente, si el tamaño es normal). Eliminamos la corteza, sé generoso en el corte pues no ha de quedar parte blanquecina.
Precalienta el horno a 120º, mientras coloca un papel sulfurizado sobre la bandeja, con la ayuda de una brocha impregna de AOVE el fondo y sobre él coloca la sandia de lado (no debe hacer equilibrios), añade ahora el zumo de lima, el resto del aceite, la sal y la pimienta.
Introduce la bandeja en el horno y mantén 1 hora y 30 minutos (esto en vuestra casa, si el horno es profesional con 100º y 35 minutos será suficiente), cada electrodoméstico es un mundo, así que sigue el siguiente consejo, no debe dorarse, el carpaccio de sandía saldrá bien si la sandía queda compacta, así que presiona levemente con tus dedos y comprueba la textura que ha de ser similar a la de la carne de vacuno y el color también (o el del atún rojo).
Retiramos la sandía y conservamos los jugos desprendidos durante la cocción, ahora debemos enfriar la pieza, en mi caso la envaso al vacío y la dejo reposar como mínimo un par de horas, pero con cubrirla con papel film y esperar a que la nevera haga su trabajo es suficiente.
Ahora te toca demostrar tu pericia con el cuchillo, cortes finos y certeros que permitan dar una sensación visual de un buen carpaccio de sandía, riega la pulpa con el jugo y a servir.
Desde luego es un plato sorprendente. En la vida se me habría ocurrido cocinar esta esfera silvestre. Pensé que lo de las sandías sin pepitas era una leyenda urbana…gracias por la foto…Ver para creer ;D
Jajajaja, gracias por tu comentario, las sandías sin pepitas se consiguen por medio de injertos de las variedades más ancestral y se manipulan. Son bastante fáciles de encontrar, y por supuesto son frutos estériles. Besos