El melón con jamón o la historia de un curioso maridaje.

Hay parejas que desafían a toda lógica y aun así funcionan de maravilla: la Bella y la Bestia, Don Quijote y su yelmo de bacía, o el melón con jamón. Una fruta veraniega, dulce y jugosa, aliada con el salado e intenso sabor de un embutido curado y bien avenida. El resultado es una combinación inesperadamente perfecta, que con el tiempo ha evolucionado y se ha colado hasta en las cocinas más refinadas… ¡transformándose incluso en crema!

Pero ¿de dónde viene esta unión peculiar? ¿Y qué tiene el melón para haberse convertido en el rey del verano? Contemos esta historia tan fresca y deliciosa.

Crema de melón con jamón. Chef Koketo

Índice

  1. El melón: fruta viajera, de faraones a frigoríficos
  2. El jamón: de alimento a tesoro nacional
  3. ¿Y cómo acabaron juntos el melón y el jamón?
  4. La evolución: de plato a crema
  5. Curiosidades y citas de sabor
  6. Receta de crema de melón con jamón
    1. Ingredientes
    2. Elaboración

El melón: fruta viajera, de faraones a frigoríficos

Para entender el origen de este plato, primero hay que conocer al protagonista más antiguo: el melón. Originario de África, aunque con ancestros también en Persia e India, ya se cultivaba en el Antiguo Egipto hace más de 4.000 años. Se han encontrado representaciones de melones en tumbas faraónicas, lo que indica que, incluso en el Más Allá, uno no quería renunciar a un buen bocado refrescante.

Los griegos y romanos también se rindieron a sus encantos, aunque entonces no era tan dulce como lo conocemos hoy. Los melones antiguos eran más parecidos al pepino (primos hermanos), y no fue hasta la Edad Media, gracias al cultivo selectivo árabe y mediterráneo, que se empezó a buscar ese dulzor que ahora nos encanta.

Durante el Renacimiento, el melón ya se consumía en banquetes cortesanos y, para el siglo XVII, su popularidad se había extendido por buena parte de Europa. En Francia incluso se plantaba en los jardines de los palacios reales. Todo muy de clase alta y nobleza.

Pero si hablamos del melón tal y como lo tenemos en la cabeza —piel de sapo, dulce, fresco y jugoso—, hay que mirar hacia España. Este tipo de melón se ha cultivado desde hace siglos en La Mancha, y es una de las frutas más representativas del verano español. De hecho, no es raro que en muchos hogares se use una parte importante del frigorífico para enfriar melones si el río no pasa cerca. Prioridades.

Crema de melón con jamón. Chef Koketo

El jamón: de alimento a tesoro nacional

Si el melón tiene historia, el jamón tampoco se queda atrás. Desde la época romana ya se curaban patas de cerdo en la península ibérica. De hecho, Catón el Viejo ya hablaba de las excelencias del jamón hispano. Y Plinio el Viejo —otro fan de lo curado— lo citaba como uno de los productos más exquisitos del mundo conocido.

Pero no es hasta el siglo XIII cuando se empieza a consolidar la fama del jamón ibérico. Con los años, su proceso de elaboración se perfecciona y se convierte en un emblema gastronómico de España. No en vano, hay familias que guardan la pata de jamón en su cocina con más cariño que a algunos parientes.

¿Y cómo acabaron juntos el melón y el jamón?

Aquí entra la leyenda… o más bien el pragmatismo de nuestras abuelas. Aunque no hay una fecha exacta del primer matrimonio entre melón y jamón, se sospecha que surgió a mediados del siglo XX, en plena época de invención culinaria doméstica. Fue probablemente un intento por ofrecer un plato elegante, fresco y barato, que combinase dos productos accesibles (cuando el jamón no costaba como un reloj suizo, ya que se empleaba un serrano, claro está).

La lógica detrás del plato es impecable: dulce + salado = placer absoluto. Pero además, el melón refresca y equilibra la grasa del jamón. Y el jamón, por su parte, le da carácter a una fruta que, si no está en su punto justo, puede saber poco más que a agua con pepitas.

Rápidamente, el plato se convirtió en un clásico de los veranos españoles. Se servía en bodas, bautizos, comuniones… y en esos veranos eternos en casa de los abuelos. Si había invitados, melón con jamón; si había calor, melón con jamón; si no sabías qué poner: melón con jamón. Así de simple y efectivo.

La evolución: de plato a crema

Pero como todo en la vida, el melón con jamón también se ha reinventado. Y en las últimas décadas, sobre todo gracias a la cocina moderna, se ha transformado en versiones más sofisticadas: brochetas, carpaccios… y la estrella indiscutible: la crema fría de melón con jamón. Seguro que algún gastroquímico ya sirve espumas y esferificaciones.

Esta versión nace como una reinterpretación creativa. El melón se tritura hasta convertirse en una sopa suave y se sirve frío, al estilo gazpacho. Encima, se colocan virutas de jamón serrano o ibérico, a veces crujientes, a veces cortadas a cuchillo fino como lascas. El resultado es una experiencia más uniforme en textura, más refrescante y fácil de presentar como aperitivo o primer plato.

Además, la receta admite muchas variaciones: con nata, con yogur, con aguacate para una versión sin lácteos, o incluso con un toque de jengibre o menta para los más atrevidos. Y como diría cualquier chef moderno, es «una deconstrucción» del clásico. Es decir: lo mismo, pero con batidora.

Crema de melón con jamón. Chef Koketo

Curiosidades y citas de sabor

  • El escritor gallego Álvaro Cunqueiro, siempre tan amante de la gastronomía, defendía que “el jamón es el rey de la despensa española, y no se discute”. Si él viviera hoy, probablemente diría que el melón con jamón es la boda real del verano.
  • En Japón, donde el melón puede alcanzar precios altísimos (se han subastado por más de 20.000 euros), esta receta probablemente sería considerada alta cocina de vanguardia.
  • En Italia existe un plato similar, el prosciutto e melone, que se sirve sobre todo en verano como antipasto. Aunque allí no se les ha ocurrido aún hacer una crema. Punto para la península ibérica.

Receta de crema de melón con jamón

Ingredientes (para 4 personas):

  • Un melón pequeño y maduro (piel de sapo)
  • 1/2 aguacate maduro (opcional para dar cremosidad natural)
  • El zumo de una lima o limón
  • 100 g de jamón serrano o ibérico
  • 25 ml de aceite de oliva virgen extra
  • Unas hojas de menta o hierbabuena fresca para decorar
  • Sal y pimienta blanca al gusto

Elaboración:

  1. Pelamos y troceamos el melón, retirando las semillas y la corteza. Pelamos el aguacate y lo cortamos en dados.
  2. Colocamos el melón, el aguacate, el zumo de lima o limón, la sal y la pimienta en el vaso de una batidora. Trituramos todo hasta obtener una crema fina y homogénea. Si queremos una textura más ligera, podemos añadir un poco de agua muy fría.
  3. Reservamos la crema en la nevera durante al menos una hora para que esté bien fría al servir.
  4. Mientras tanto, preparamos el jamón. Podemos cortarlo en virutas o hacerlo crujiente colocándolo entre dos papeles de horno y llevándolo al horno (10 minutos a 180 ºC) o al microondas durante 1-2 minutos sobre papel absorbente.
  5. Servimos la crema fría en el plato. Añadimos el jamón por encima, un chorrito de aceite de oliva y decoramos con una hoja de menta o hierbabuena si lo deseamos.

Resumen
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Crema de melón con jamón
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