El Solomillo de cerdo ibérico relleno
Hoy toca hablar de un plato de preparación rápida y de resultado vistoso «el solomillo de cerdo relleno».
Como viene siendo habitual os recomiendo buscar un buen aliado que os provea de buena materia prima y si es posible os facilité la labor. Pedir al carnicero que realice los cortes necesarios, el lo hará con la precisión de un cirujano, mientras que nosotros podemos arruinar el plato.
Al mostrador de abastos
Para empezar, acudimos al mercado para pelearnos por los turnos. Es cosa normal que haya tantas disputas por «la vez», como personas mayores esperen.
Es parte del espectáculo, no hay que perdérselo y siempre es recomendable aceptar mi consejo: «nunca intervenir». Un insulto, un improperio o un par de bolsazos corres el riesgo de llevarte solo por posicionarte con una simple mirada.
Nuestro momento
Cuando llegue nuestro turno, asegúrate por Dios, no te equivoques, pídele al carnicero un solomillo abierto en libro o en tres. Yo prefiero este último pues te ayuda a que el relleno quede prensado. Puedes ver como hacer el corte en el vídeo al final de este mismo post.
A casita con nuestro solomillo de cerdo ibérico
Sal para casa, como alma que persigue el diablo y comenzemos la preparación.
Deja la carne del porco roso fuera de la nevera, para que se atemple y cubierta. Pasada una media hora procede a abrirlo y salpimentarlo.
Ahora viene la parte creativa. Por ser generosos, hoy vamos a hacer el relleno con un mango maduro, cuando más mejor.
Pela el mango y córtalo en pequeños gajos finos de 1 ó 2 milimetros y colócalos en el centro del solomillo. Si te gusta el queso también puedes acompañarlo con un parmesano rallado.
Al horno con él
Cierra el solomillo de la parte fina hacia dentro, presionando con fuerza para que la fruta no se escape y una vez así vete precalentando el horno (180º).
Para que el sabor sea más intenso yo recomiendo poner una pequeña cama de mango en la fuente sobre la que pondremos la fruta, un pelín de miel, vino dulce y aceite (por este orden ya que si pones primero el aceite lo demás resbalará) y una última capita de fruta. Puedes sustituir el vino por brandy, ron, bourbon… Vamos, alcohol del bueno.
Ahora metemos en el horno y esperamos unos 15-20 minutos. Aquí os aconsejo lo siguiente, si bien la carne de ternera es preferible que esté poco hecha, en el caso del cerdo lo óptimo es que esté al punto, ni poco, ni mucho (se reseca y es una pena), la práctica y el conocimiento de tu horno es fundamental.
El corte es importante también en el emplatado
Transcurrido el tiempo de horno, saca y corta las piezas en una medida de 3 a 4 cm y preséntala como puedes ver en la foto, de tal manera que el comensal puede ver el interior del solomillo y resalta el tono amarillo de la fruta.
Sencillo a la par que elegante, ¡par diez!
Cada solomillo de cerdo ibérico suele oscilar entre 350 a 400 g. Así que las raciones son como mucho para tres personas. Mientras que los solomillos de cerdo blanco u otras variedades son mayores, permitiendo dar de comer a cuatro.
Como veréis más adelante (un futuro post será el «solomillo nazarí»), la preparación de otro tipos de rellenos permite dar multitud de variaciones de sabores y colores a este plato.