Comienzo este artículo demostrando mi ignorante atrevimiento, cometiendo una barbaridad al hacer esta afirmación: «la casquería es una de las claves para entender la evolución de la humanidad». Pero no la única, pongamos los sesos, el tuétano y los callos en el lugar que se merecen.

Aviso a antropólos, paleontólogos,… y veganos: no os lo toméis a mal

Imprudente es mi ignorancia. Pero al margen de mi incultura, que es un hecho, puedo afirmar que no soy el único que comparte esta tesis. Hay cerebros mucho más versados que yo que lo pueden argumentar y luchan contra otras hipótesis como el paradigma del «hombre cazador«. Permitidme que dé voz a aquellos que tras años de investigación no tienen auditorio para hacerlo. Pido disculpas a la comunidad de estudiosos que con mi inocente inopia se puedan sentir agraviados. Ya sé que no es excusa, pero el entusiasmo me guía, no tanto mi gusto por la casquería.

Juego en una liga de amateurs y con ello me refiero a que me tomaré la libertad de novelar los datos, esto no pretende ser ni mucho menos un artículo científico. Si es lo que buscáis, os remito al final de estas líneas a personas ilustradas y doctas que seguro os dan una visión diestra. Faltaría más.

 

La culpa es de Atapuerca

Ignacio Martínez MendizábalHace poco tiempo tuve la suerte de visitar el Parque y Complejo Arqueológico de Atapuerca con un guía de excepción: Ignacio Martínez Mendizábal. Nacho, así se presentó y así le llamaré, junto a gran parte de su equipo despertó en mi un hambre que jamás pensé que hubiera en mi interior. El ansia por saber y más concretamente por responder a la siguiente pregunta:

¿La alimentación de mis antecesores jugó un papel fundamental en la transformación de la especie?

¿Qué fue de lo que estudié en EGB?

Chef koketo de pequeñoLo primero que me sorprendió de este periplo fue que muchos de aquellos estudios que cursé hace tiempo han sido sobrepasados por el trabajo realizado por este equipo. El más impactante sin duda es la existencia de Don Homo antecessor.

Una especie que no aparecía en mis libros de texto, pero que sin duda paseaba por la íbera península hace unos 800.000 años. Posiblemente el último ancestro común entre los humanos modernos y los neandertales.

Yacimiento de AtapuercaPor el análisis de los huesos y el esmalte de sus dientes se puede afirmar que sus hábitos no solo eran de recolección. No se puede afirmar qué es lo que comía, pero sí que los alimentos eran duros y abrasivos. Este patrón puede contrastar con otras especies como el homo neanderthanlensis y parece indicar que mastican entre otras viandas huesos, también de su misma especie y lo hacían en crudo. Es innegable que recurrían a la antropofagia pero no se puede afirmar que tenga el simbolismo actual, más bien se podría enmarcar en un recurso nutricio. Intentar evaluar esta acción con los parámetros actuales, tanto éticos como culturales es en sí una aberración.

¿Qué tiene que ver eso con la casquería y la evolución anunciada en el título?

Sesos. CasqueríaPues tendremos que remontarlos más allá del género homo. Los primates de los que hemos evolucionado no son estrictamente veganos como se nos ha querido asegurar, posiblemente por modas culturales. Por ejemplo, los chimpancés o los gibones son omnívoros, e incluso pracfptican el canibalismo como el hommo antecesor. Pero sin lugar a duda su dieta estaba basada, como en el caso de los primeros homínidos en una alimentación folívora y frugívora como la de los gorilas y orangutanes.

Las consecuencias de este tipo de alimentos implica un menor aporte nutritivo, escasos aminoácidos, altas cantidades de fibra y como en el caso de los veganos nulo aporte de vitamina B12. Por ello, el sistema digestivo era más largo y tanto la musculatura maxilofacial como la dentadura eran mucho mayores que la nuestra.

Cueva del Fantasma. Atapuerca

La razón del consumo de casquería y no tanto de carne

Aquellos primeros homínidos de grandes quijadas y potentes mofletes destinaban ímprobos esfuerzos de energía para digerir el follaje, las raíces y en tiempo adecuado las frutas. Pero algo ocurrió que le permitió tener acceso a otro tipo de alimentación que le suponía mucha menos energía, lo que actualmente recibe el término de ROI (Return On Investment) o retorno de inversión. La proteína presente en la carne.

Homo Erectus casqueriaExiste una correlación directa entre el crecimiento del cerebro de los homínidos y la disminución de su aparato digestivo, así como del tamaño de la mandíbula. Aunque no es tan relevante el tamaño del cerebro como su estructura y por supuesto, siempre en relación al tamaño del animal. Si no hiciéramos esta afirmación las ballenas sin duda tendría que darnos sopas con ondas en eso de la inteligencia.

Australopithecus africanus. CasqueríaPor supuesto esto no implica que sea la única razón que explique el salto evolutivo, pero es una variable a estudiar. Posiblemente entren en juego otros elementos con mayor importancia como los cambios climáticos y para quien lo crea conveniente la mano de Dios (recuerdo que un buen científico no puede descartar ninguna hipótesis).

No es lógico pensar que los monos bajaron de los árboles y abandonaron sus hábitos de alimentación vegetal por el de la caza, aunque algunos investigadores así lo propongan. La evolución es lenta y es mucho más sencillo suponer que los carnívoros aparecieron fruto de experiencias con menos riesgos como el consumo de la carroña. Pero también la evolución es caprichosa.

Menos riesgos y mucho más sencillo que la caza

Homo Sahelantropus casqueriaEs obvio que abatir presas implica destrezas mucho mayores como el uso de recursos, fabricación de utensilios e incluso ciertas habilidades sociales más allá de las que poseían ciertos homínidos. Sin lugar a duda el homo habilis sí disponía de la capacidad de fabricación de herramientas líticas, mucho más que la de esos homínidos que podrían hacer uso de instrumentos de madera. Pero como curiosidad los monos capuchinos afilan piedras aunque no las usen como herramienta, sin embargo son capaces de usar rocas como morteros para abrir las nueces de cardamomo. Esto implica la posibilidad de que ciertos homínidos hicieran lo propio para romper los huesos y succionar el tuétano de los huesos y los cerebros de animales desechados por carnívoros cazadores. Como ya lo hacían las hienas y las aves quebrantahuesos sin necesidad de pertrechos.

Parece congruente pensar que aquellos ancestros eran no tanto cazadores y recolectores, sino oportunistas. Carroñeros, cazadores si lo riesgos no eran grandes y recolectores si el ambiente lo permitía.

Un cambio de dieta hacia la casquería

homo neanderthalensis. CasqueríaNo se puede afirmar una correlación directa entre el hecho de consumir tuétano, encéfalo o carne y el posible desarrollo del cerebro. Pero lo que sí es seguro es que se produjo un cambio en la dieta durante la evolución de nuestros primerísimos ancestros que a su vez contribuía a un mayor desgaste energético ya que se pasó de un 10% de trabajo en reposo del cerebro a un 25% una cifra más que elevada.

¿El consumo de casquería trajo como consecuencia el desarrollo del cerebro o el cerebro al crecer obligó a comer proteínas de origen animal como alternativa a otras fuentes menos nutritivas? Adelanto que a día de hoy no hay respuesta.

Cerebro grande, intestino pequeño

Yacimiento de AtapuercaSea como fuere, el organismo de los homínidos se adaptó acortando el aparato digestivo para hacer frente a las demandas de consumo. Si el cerebro necesita más consumo y no se puede reducir el dirigido a otros órganos vitales como el corazón, los pulmones, los riñones,… el aparato digestivo es el más indicado. Por supuesto también la gracilidad, si somos más esbeltos menos masa tenemos que mover.

Afortunadamente lo que sí es seguro es que se conformó un cerebro más efectivo, con mayor capacidad de adaptación, improvisación y versatilidad.

Ese mismo intelecto que le impulsaba a la reproducción y a la supervivencia es el mismo que le mantuvo lejos de depredadores más peligrosos y que posiblemente le llevo a conseguir la carroña que desechaban o abandonaban. De igual forma que aprendieron a recordar y encontrar dónde estaban las frutas y raíces, lo hicieron con esas piezas. Adelantándose a otro carroñeros como las hienas y los buitres, aprovechando primero las piezas que antes se estropeaban: la casquería.

Alubias ibeasOs recomiendo una visita al yacimiento de Atapuerca. Vivirlo os hará despertar cierta curiosidad por nuestros orígenes.

Puedes finalizar esta excursión disfrutando de una magnífica «olla podrida» en el Restaurante Los Claveles, cerca del yacimiento con sus excelentes judías ibeas. Imprescindible reservar.

Cierro este artículo con algunas curiosidades que me llamaron la atención en esta visita

Las pruebas indican que hace más de 400.000 años el Homo heidelbergensis mostró un comportamiento funerario.

Existen evidencias de una fuerte socialización y cuidado de enfermos durante la evolución del género Homo. La compasión hizo frente a la selección natural hace cientos de miles de años.

El canibalismo era un comportamiento y una práctica recurrente en el homo antecessor.

El extinto homo antecessor no era un bajito. Individuos altos y fuertes, lejos de la visión que nos habían transmitido. Imaginaos una persona de 185 cm y 90 kg de músculo.

«No somos tan diferentes de nuestros ancestros como nos contaron».

  • Bermúdez de Castro, J. M.; “Claves de la Evolución Humana en el pleistoceno” 2008.
  • Blumenschine, R. J. et al.; “Carroñeo y evolución humana” 2000.
    Domínguez-Rodrigo, M. et al.; “Nueva aproximación tafonómica al estudio de las marcas de corte para el debate de caza y carroñeo en yacimientos africanos». 2008.
  • Santonja, M.; “Torralba y Ambrona, Nuevos Argumentos”. 1989.

P.D.: Gracias a todos los que durante años trabajan duramente en la trinchera. Por su sacrificio, por su dedicación, por su pasión y por ese esfuerzo sin recompensa que nos lleva poco a poco a conocernos mejor. Sois un ejemplo de profesión.

Por supuesto, gracias también a Luisa por invitarnos a participar en esta vivencia innolvidable.

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Casquería. ¿una de las palancas de la evolución humana?
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Casquería. ¿una de las palancas de la evolución humana?
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No se puede afirmar una correlación directa entre el hecho de consumir tuétano, encéfalo o carne y el posible desarrollo del cerebro. Pero lo que sí es seguro es que se produjo un cambio en la dieta durante la evolución de nuestros primerísimos ancestros
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