Dashi-maki tamago o Tamagoyaki, de forma abreviada Tamago, es una tortilla gruesa. Con un característico sabor dulce que acompaña a platos como el ramen, los nigiri, el temaki,…
Aunque pueda parecerlo, NO es un trozo de espuma de poliestireno amarillo, dale un mordisco y verás la gran diferencia.
Suele formar parte de la comida principal de la población nipona: «el desayuno de campeones» o «Asagohan«.
Puedes ir directo a la receta o seguir disfrutando de la lectura
¿Dónde reside la dificultad de la elaboración Tamago? No lo adivinarás
La principal dificultad no es técnica, aunque a los niños nipones se les enseña a temprana edad. Con esta sentencia no queremos decir que sea fácil de preparar. Para mí la clave está en disponer de la sartén en la que se prepara: «Makiyakinabe«.
Este adminículo de cocina con geometría plana de cuadrilátero regular, ahí dejo eso, es un detalle que tradicionalmente se entregaba como regalo de boda.
Un utensilio rectangular que obviamente no tenemos entre los miles de objetos de culto la mayor parte de los occidentales y que tendríamos que adquirir. No es un precio elevado.
En una sartén normal no te lo aconsejo: Tamago flácido y dispar
Si lo intentamos con una sartén normal la apariencia será la de un Croissant pálido y con los cuernos endebles, vamos un vikingo sin gracia alguna.
Una omelette o tortilla francesa con importantes diferencias culturales pues más allá de compartir huevo batido y sal, lo demás es totalmente diferente. Lo increíble es que haya gente que destroce una simple y humilde elaboración gabacha, para ellos, está claro que no es esta receta.
Tamago en el convento
Una de las características de esta receta es que permite que se mantenga durante algunas horas con buena consistencia y agradable paladar. Además se puede tomar caliente o a temperatura ambiente (ojo en extremo frío esta frase no es válida que os veo a -40ºC diciéndome que me equivoco).
Ambas cualidades lo hacen ideal para estar en las preciosas, divertidas, organizadas, cuadriculadas y deliciosas cajas de comida japonesa: «en los bentos», de ahí que sean «Convento» ¿Algo forzado, verdad?
Bueno, lo cierto es que combinan a la perfección con el sushi, es habitual en los nigiris con un cinturón negro como en las artes marciales, pero así evitamos que se nos caiga como los pantalones: un trocito de alga nori de gran utilidad y aporte de sabor umami al bocado.
Historia de la almohadilla pajiza
En el período del Shogunato Tokugawa o más conocido por Edo (1603-1868) se utilizaba una tortilla de huevo para envolver el arroz fermentado con pescado. Pues antes no se utilizaba el vinagre de arroz para su conservación, no existía. Mi hipótesis consiste en intentar equilibrar los sabores: darle un toque dulce y contrarrestar el fuerte sabor del «nare-sushi «o sushi primigenio.
Otra opción es algo más pintoresca, sí de paleta de color. Es posible, aunque poco probable que los nipones alteraran los colores para resaltar unos platos sobre otros: blanco, negro, verde-oscuro y rojo eran las únicas tonalidades en los platos, así que decidieron incorporar el amarillo. Sinceramente, aunque artística es poco probable. No sólo por lo simplista de la explicación sino porque además el huevo en esta época era además de escaso, muy caro.
Es como si en época de hambruna nuestra alimentación la dictara la belleza de los platos. Yo sinceramente, si viviera con hambre, sería daltónico perdido.
Ingredientes para la elaboración de la Tamagoyaki
- 5 huevos medianos.
- 12,5 cl de caldo dashi [Ver aquí la receta].
- 45 g de azúcar.
- 15 g de sal.
- 15 ml de salsa de soja.
- Aceite de oliva virgen extra (AOVE).
la elaboración de la Tamagoyaki
Debemos tener el dashi preparado y a temperatura ambiente, no debemos usarlo caliente pues cuajaría el huevo antes de utilizar el fuego. Mezclamos en un bol el caldo, el azúcar, la sal y la salsa de soja, añadimos los huevos y batimos. Pero no con excesivo ímpetu, pues provocaría espuma.
Ponemos el AOVE en la sartén y repartimos bien por toda la superficie dejamos que se caliente. Después retiramos todo el aceite una vez alcance la temperatura adecuada. Cubre todas las esquinas y paredes para evitar que se pegue.
Bajamos el fuego a una intensidad media y echamos una cantidad de mezcla que cubra toda la superficie. Esperamos a que esté medio cocinada y la enrollamos hacia nuestra posición en tres pliegues.
Te ayudará que previamente hayamos separado la tortilla de las paredes. Con la ayuda de una brocha ponemos un poco más de AOVE y trasladamos la tortilla hacia el final de la sartén. Éste será el lado más alejado a nuestras manos.
La parte que ocupaba la tortilla también la untamos de AOVE y volvemos a poner un poco de la mezcla. Levantando un poco la tortilla para que se introduzca un poco por debajo… y así repetimos la operación.
No tenía ni idea de esta «tortilla» oriental, se ve muy esponjosa, como tú dices. Gracias por recordar que, al prepararlo, el dashi no esté muy caliente… porque si no se cuaja el huevo. Es lo típico que no se te pasa por la cabeza hasta que echas el huevo en el líquido hirviendo y ves cómo se te chafa el plato ja, ja, 🙂
Un placer siempre leer tu comentario, gracias por tus palabras. Tengo apalabrada una tamago para una amiga, así que cuando me ponga con ello, preparo dos 😉 besos.
Tiene una pinta muy apetitosa. Estoy segurisima que este plato nipon sí me gustaría 😛
Seguro que te encanta, te voy a preparar una para que lo confirmes. No te puedo dar fecha de entrega pero intentaré que sea breve y te aviso. Besos