El edamame es una pequeña vaina verde llena de proteínas y nutrientes que ha trascendido sus raíces en Asia para convertirse en un aperitivo muy popular en todo el mundo. Aunque se ha ganado un lugar prominente en la gastronomía saludable, su historia y la importancia cultural del edamame van mucho más allá de una simple tendencia.
El edamame es como el primo lejano de las habas de mayo. Un pariente que vive en Tokio, va al gimnasio, toma zumos de esos verdes y usa ropa de diseño. Mientras tanto, las habas de mayo son como el primo simpático y cercano que vive en el pueblo, se pone la camiseta de tirantes, y siempre tiene un par de anécdotas graciosas que contar.
Ambos son legumbres, ambos se ocultan en su vaina, pero si el edamame te invita a un brunch moderno en un local de moda, las habas de mayo te invitan a un «aperitivo» en la plaza de la aldea y en compañía de un vino de la tierra . El edamame, con su toque de sal, es como el sushi: fino, de moda y con un toque sofisticado. Las habas de mayo, en cambio, son el plato de toda la vida: las de siempre, las que se sirven con un toque de jamón y unas risas, sin complicaciones.

Índice
- El origen y la historia del edamame
- Curiosidades sobre el edamame
- Receta de edamame con panceta ibérica
- Receta tradicional japonesa

El origen y la historia del edamame
El término «edamame» proviene del japonés, donde «eda» significa rama y «mame» significa frijol o legumbre. Se trata de las semillas de soja inmaduras, que se cosechan antes de que lleguen a su pleno desarrollo. Aunque se le atribuye a Japón el haber popularizado este alimento, su consumo tiene raíces en varios países asiáticos como la mayor parte de la gastronomía nipona.
La soja es originaria de China, donde se cultivaba hace más de 3.000 años. Sin embargo, el edamame tal como lo conocemos hoy tiene una conexión especial con el país del sol naciente, donde se ha consumido como aperitivo o acompañamiento en la comida durante siglos. Su primera mención formal en la literatura japonesa alrededor del siglo XVIII, cuando los agricultores de la región de Kinki comenzaron a cosechar las semillas antes de que se secaran completamente, para disfrutar de su sabor fresco.
De ahí, el edamame viajó por toda Asia, y en la década de los 80 comenzó a aparecer en restaurantes japoneses en los Estados Unidos y Europa, como un aperitivo ligero y saludable. A partir de los 90, el boom de la comida asiática en Occidente impulsó aún más su popularidad, convirtiéndolo en un aperitivo, especialmente entre quienes buscan alternativas vegetales y bajas en calorías.

Curiosidades sobre el edamame
El edamame es un campeón de las proteínas vegetales. Si alguna vez te has planteado ser vegano o vegetariano, este es el tipo de alimento que te hará pensar: «¡Vale la pena!». En 100 gramos de edamame, puedes encontrar hasta 11 gramos de proteína (algo más que las habas). Eso es casi el mismo contenido que una porción de carne magra. Y lo mejor de todo, ¡sin tener que escuchar que te digan «oye, ¿y tú dónde sacas las proteínas?»! En lugar de carne animal, el edamame te da proteína vegetal de alta calidad, lo que lo convierte en un reemplazo perfecto para quienes no quieren renunciar a su energía muscular, pero prefieren evitar los productos de origen animal.
También cuenta con una buena cantidad de fibra. Ayuda a regular el tránsito intestinal, te mantiene satisfecho por más tiempo y, por si fuera poco, también contribuye a controlar los niveles de azúcar en sangre. Además, su contenido en antioxidantes lo convierte en un verdadero guerrero contra los radicales libres que pueden dañar tus células.
Ahora bien, si alguna vez te has sentido un poco curioso por la longevidad de algunas culturas, especialmente las asiáticas, el edamame tiene algo que ver. En Okinawa, una isla japonesa famosa por su alta tasa de longevidad, el consumo de soja (y por ende, de edamame) es casi un ritual diario. Se cree que este hábito contribuye a la sorprendente longevidad de sus habitantes, quienes suelen superar los 100 años con una salud envidiable. ¡Quién sabe! Tal vez si empiezas a comer edamame todos los días, podrías sumarte a la lista de los que van a vivir hasta los 110 sin arrugarse. Nosotros con nuestras habas tampoco lo hacemos mal.

Receta de Edamame con panceta ibérica
Para quienes buscan una forma original de disfrutar del edamame, nada mejor que combinarlo con sabores mediterráneos. Aquí tienes una receta fácil, deliciosa y con un toque español:
Ingredientes:
- 400 g de edamame (fresco o congelado)
- 100 g de panceta ibérica curada
- 50 ml de soja
- 5 dientes de ajo
- 2 cucharadas de aceite de oliva virgen extra
Preparación:
- Cocemos el edamame: Si usamos edamame congelado, lo cocemos en agua hirviendo con sal durante unos 5 minutos (no mucho más). Si es fresco, solo necesitamos un par de minutos, solamente. Lo escurrimos y lo reservamos.
- Cortamos la panceta ibérica curada en tiras pequeñas o cuadraditos y la freímos a fuego medio hasta que esté crujiente. Esto liberará su sabor y su grasa, yo soy de eliminar la grasa sobrante, pero eso va con gustos y necesidad nutricionales.
- Pelamos y picamos los dientes de ajo en láminas finas. En la misma sartén que utilizamos para la carne (podemos añadir un poco de aceite de oliva si es necesario), sofreímos los ajos hasta que estén dorados, pero debemos tener cuidado de no quemarlos.
- Sumamos el edamame cocido a la sartén con la panceta, el ajo y la soja. Revolvemos bien para que se impregne del sabor.
- Servimos caliente como aperitivo o acompañamiento en nuestra comida.
Disfruta de un delicioso plato de edamame con el toque único de la panceta ibérica y el ajo frito, una fusión de la cocina asiática y española que seguro te encantará.

Receta tradicional japonesa
El edamame tradicionalmente se sirve simplemente con sal en su vaina, como un aperitivo básico y delicioso. Tan solo se cuece en agua con sal y poco más. Sin embargo, en algunos lugares, especialmente en restaurantes de comida asiática, se le pueden agregar diferentes salsas o aderezos para intensificar su sabor.
Salsa de Soja (Shoyu)
La salsa de soja es la más clásica y popular para acompañar al edamame. Se utiliza como un toque de sabor umami, que resalta el sabor natural de la soja. En algunos restaurantes japoneses, sirven un pequeño cuenco con salsa de soja al lado del edamame para mojarlo, aunque la sal en la cocción ya proporciona bastante sabor.
Salsa de sésamo (Gomadare)
Otra opción muy popular, especialmente en la cocina japonesa, es la salsa de sésamo (gomadare). Esta salsa tiene una textura cremosa y un sabor a nuez que combina perfectamente con el edamame. La salsa se prepara a base de pasta de sésamo (tahini), aceite de sésamo, vinagre, azúcar y a veces un toque de salsa de soja.
Salsa picante de ajo y chile
Si te gustan los sabores picantes, una salsa de ajo y chile es una excelente opción para añadirle un toque extra de sabor al edamame. Se elabora con aceite de sésamo, ajo picado, salsa de soja, y chile rojo o aceite de chile.
Salsa teriyaki
Aunque es más conocida por acompañar carnes, la salsa teriyaki también puede funcionar bien con el edamame. Esta salsa dulce y salada, que se elabora con salsa de soja, azúcar, mirin y sake, le da al edamame un toque jugoso y sabroso.
Salsa de miso
El miso es una pasta fermentada de soja que se usa en la cocina japonesa. La salsa de miso tiene un sabor profundo y umami, y le da al edamame un perfil de sabor muy característico.
